miércoles, mayo 21, 2008

EL SR. MURILLO

- Manolo, te has vuelto a olvidar otra vez!
- De qué, Pepi?
- Hoy cumplimos 5 años de casados!
- Pe… pe… pero, cómo me voy a olvidar de eso?
- Quiero que me lleves a cenar, a ver un buen espectáculo y a bailar.
- Justamente era eso lo que había pensado!
- Está bien, quiero que me lleves al Gold Finger
- Quéeee? Estás loca? Eso es un antro!
- Manolo! Quiero que me lleves ahí porque quiero conocerlo!
Y fueron… Apenas llegaron, el aparcacoches dijo:
- Buenas, cómo le va caballero? Me alegro de verlo otra vez!
La mujer saltó sorprendida:
- Qué dice éste? Ha dicho que se alegraba de verte otra vez. Has estado tú aquí?
- Yo? Pero estás loca? En este antro? Los porteros le dicen a todos lo mismo. Estos lugares son así.
Llegaron ante el portero:
- Señor Murillo… Qué alegría!
- Te ha dicho Señor Murillo… Este te conoce!
- Eh?… Cómo no me va a conocer, si trabaja en el edificio de mi oficina. Es el electricista del edificio.
Ya dentro, los recibió Alex, el gerente:
- Cómo está Doctor Murillo? La mejor mesa, como siempre, verdad?
- Este también es electricista en tu oficina, Manolo? Te voy a matar!
- No… eh… no, este señor me conoce porque es el que me
vendió el monovolumen que te regalé…
- Manolo, me estás…
En ese momento apareció la vendedora de cigarrillos:
- Mi Reeeeeeeeyy! Te doy tu Cohiba?…
La cigarrera se puso el habano entre los pechos:
- Mete la manita, mi amor, y saca tu habanito!
Pepi estaba a punto de matar a su marido cuando se apagaron las luces. Por fin se sentaron y empezó el espectáculo. Apareció una mujer espectacular que empezó a hacer un striptease. Y cuando se quedó sólo con el tanga se acercó a la mesa de Manolo y, muy sensualmente,preguntó a toda la concurrencia:
- Y ahora… quieeeeeeen me va a quitar el tanguitaaaaaaaa?
Todos los presentes cantaron a coro:
- Se ve, se siente, Manolo con los dientes! Se ve, se siente, Manolo con los dientes!
Pepi no aguantó más. Salió corriendo y se metió en un taxi. Manolo la siguió y también entró en el vehículo. La mujer empezó a pegarle y a tratar de tirarlo por la puerta.
- Eres el hijo de puta más grande que he visto!
Pepi se quitó un zapato e, histérica, comenzó a pegarle en la cabeza y a gritarle los tacos más gordos que se sabía.
El taxista se dio la vuelta y dijo:
- Mire que hemos llevado putas locas, Don Manolo… pero, como esta ninguna!!!


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